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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Jun
2019

La soledad absoluta, ¿imposible e inmoral?

2 comentarios
soledadabsoluta

A propósito de uno de estos artículos que entrego con regularidad, y en el que afirmaba que “la soledad absoluta, además de imposible, es inmoral”, un amable lector me escribió un tanto sorprendido y hasta un poco molesto, diciéndome que era muy importante que aclarase esta afirmación, dado que, en la Iglesia, hay personas, como por ejemplo los eremitas, que viven una vocación de silencio y soledad. Y, por tanto, esas personas pueden sentirse descalificadas con mi afirmación.

A veces, hay frases que llaman la atención a alguna persona, por la situación vital en la que se encuentra. La sorpresa que provoca la frase puede impedir leerla debidamente contextualizada. La soledad absoluta de la que yo hablaba era la del egoísta que todo lo centra en sí mismo, olvidándose de los demás y considerando que todo lo que no está en función de su “yo”, no tiene la menor importancia. En el artículo que provocó la reacción del lector, afirmaba que las personas estamos hechas para la comunión y que, en la comunión con Dios y los hermanos se encuentra nuestra mejor realización personal. Pero hay muchas maneras de vivir esa comunión con Dios y los hermanos. En la oración y la soledad, un cristiano puede vivir la comunión de los santos. Porque si no la vive, no es un buen cristiano. Por tanto, por mucha vocación cristiana a la soledad que tenga uno, nunca puede dejar de vivir este artículo del Credo, la comunión de los santos, que no se refiere sólo al más allá, sino también al más acá.

Pero hay más. Pues por muy solitaria y aislada que sea la vida de una persona, no puede prescindir del todo de los demás. Por ejemplo, la electricidad que hay en una ermita es posible porque hay personas que se ocupan de que ese servicio funcione. Si el eremita no tiene electricidad, necesitará cirios, que seguramente habrá confeccionado otra persona. Y el pan, o la harina para elaborarlo, que alguna vez el solitario debe buscar, también es posible gracias a que alguien se ocupa de venderla o distribuirla. Siempre dependemos, de un modo u otro, de los demás. En este sentido, la soledad absoluta es imposible. Y si esta soledad encierra a uno en sí mismo, de modo que no es capaz de abrir su puerta cuando alguien llama pidiendo socorro, en nombre de su dedicación a la oración o la contemplación, entonces es una soledad inmoral. Porque el cristiano siempre está abierto al prójimo y no digamos al prójimo necesitado. Estamos hechos para los demás.

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anonimo
27 de junio de 2019 a las 07:25

La finalidad de la vida eremítica cristiana es presentar a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia , la intimidad personal con Cristo para alabanza de Dios y salvación del mundo ( CIC nº 920,921) Y ello se realiza en comunión eclesial, viviendo un carisma de la Iglesia que es la intimidad personal con Cristo. Es predicación silenciosa de Aquel a quien ha entregado su vida. Los y las eremitas y anacoretas cristianos dedican su vida a la alabanza,
en Iglesia,por la llegada del Reinado de Dios en el mundo. ( Canon 603 CDC). Ese es el sentido de los consejos evangélicos. El de la Soledad, la oración asidua y penitencia son medios que lejos de constreñir y aislar permiten al cristiano en la vida eremítica dejar espacio para que el Amor de Dios, Jesucristo,crezca y desborde en bien de la Iglesia. Ese es el sentido de los consejos evangélicos emitidos bien de forma pública o privada, siempre con un significado eclesial. No es un solipsismo que aísla y empobrece.

Es el Amor que desde el Silencio de la Soledad permite que Él crezca y yo disminuya. El Centro es Él. El silencio es el espacio en el que la vida eremítica predica la llegada del Reinado de Dios.
. Sor Nazarena, que profesó el grado máximo de eremitismo que es la reclusión, necesitó de su comunidad camaldulense en Roma para poder sobrevivir, y dedicarse plenamente a su vocación. Ningún hombre o mujer es una isla. El eremitismo no se trata de un ejercicio de supervivencia, del más difícil todavía. Hay mucha literatura y fantasía sobre el eremita y la cueva, vestido con taparrabos y comiendo raíces.

La vida eremítica se vive en la comunión de los santos. Y se vive en medio rural, y principalmente en este siglo XXI en las ciudades. El y la anacoreta lleva una vida sencilla, oración en Silencio y Soledad.Es una vida hecha de la sencillez, como cualquier cristiano, gestiona su vida de cada día- la época de las antiguas mandaderas quedó atrás. Una vida en interconexión, que el silencio hace más evidente. La vida eremítica es una vida cristiana cuyo carisma es la oración profunda, unida a la oración litúrgica de la Iglesia, lejos de pedestales aristócráticos. La oración continuada desde el más profundo Centro. Todo en todos. En Él. En Iglesia.
El resto es literatura

Mil gracias P. Gelabert

vida eremítica

Mayor thomson
27 de junio de 2019 a las 16:57

Sabio articulo fray martin aunque uno crea en la soledad la buenaceducacion debe prevalecet y como usted decia todos dependemos de todos imaginenos un mundo sin medicos....y otrads profsiones

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