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Francisco y Kiril: misma fe, distinta teología
4 comentariosQue el Papa Francisco y el Patriarca Kiril de todas las Rusias hayan podido encontrarse en La Habana es, por sí mismo, un gesto ecuménico de gran valor. Este gesto ha sido reforzado por la valiente declaración conjunta, en la que hacen un llamamiento a la paz entre los pueblos y a la paz entre las religiones; han condenado todo terrorismo y, sobre todo, cualquier uso del nombre de Dios, que es un nombre de paz, para justificar la violencia.
Pero lo firmado por Kiril y Francisco es también una declaración que abre pasos y caminos hacia la plena unidad de católicos y ortodoxos, para que se cumpla así el deseo de Cristo y los cristianos podamos ser un mejor testimonio “para que el mundo crea”. Hay dos asuntos que me parece que impulsan en esta dirección. El primero y más importante es el reconocimiento de que las dos Iglesias, la católica y la ortodoxa, tienen la misma fe. Francisco y Kiril confiesan que la causa de la separación es la debilidad y la pecaminosidad humanas. Pero dicen con toda claridad que lo que en realidad separa a una y otra Iglesia no es la fe, sino “la comprensión y la explicación de la fe”, o sea, la teología. Este reconocimiento es un dato fundamental, que debe abrir puertas hacia la unidad e impulsar el diálogo y los encuentros entre las dos Iglesias.
El segundo asunto de alcance ecuménico de la declaración es consecuencia del mutuo reconocimiento de la misma fe. Los ortodoxos y los católicos no somos competidores, sino hermanos. Por tanto, al cumplir el mandato del Señor de anunciar el Evangelio a todas la gentes, los predicadores de la Iglesia católica no deben hacerlo a los fieles ortodoxos, ni los predicadores ortodoxos deben dirigirse a los católicos. Unos y otros deben dirigirse a los no cristianos. La cita bíblica que acompaña esta advertencia es pertinente: el Apóstol Pablo es un buen ejemplo de que estamos llamados “a anunciar el evangelio allí donde el nombre de Cristo no es aún conocido, para no construir sobre cimientos ya puestos por otros” (Rm 15,20). En este contexto, el Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú reconocen que algunas “uniones” de Iglesias ortodoxas con la Sede de Roma, ocurridas en el pasado, no han sido una buena manera de restaurar la unidad cristiana.
Lo ocurrido en La Habana es un primer paso. Si buscamos de verdad la unidad habrá que dar otros. Pero para dar otros, era necesario dar el primero. La unidad se construye caminando juntos. Y hay muchas cosas que podemos hacer juntos. Respetar los unos la misión de los otros, colaborar en acciones caritativas y en la defensa de la paz, buscar modos conjuntos de anunciar el Evangelio pueden ser pasos realistas, que nos conduzcan, para decirlo con las mismas palabras de Francisco y Kiril, “a la obtención de la unidad mandada por Dios”.