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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

4
Sep
2019

Evangelio y realismo político

3 comentarios
economiaflorida

En economía, como en política, hay que ser realistas. Es necesario confrontarse con la realidad. El evangelio debe vivirse y traducirse en realidades concretas. Y lo concreto de lo político y lo económico es el pluralismo de intereses y de puntos de vista, no siempre fácilmente conciliables. De ahí la necesidad de un permanente diálogo, que implica capacidad de ceder, pero sobre todo de buscar consensos en donde nadie quede perjudicado y se respeten los derechos básicos de las minorías. Este mundo es de todos y todos tenemos derecho a nuestro sitio.

Una cosa son los ideales y otra las realidades concretas y las aplicaciones particulares. El evangelio hay que vivirlo en el realismo político y económico. Esto quiere decir que habrá que buscar soluciones imaginativas teniendo en cuenta todos los datos, las distintas opiniones, la necesidad de defenderse ante el egoísmo ajeno traducido en delito. Pero también significa que hay que recordar siempre el ideal para que las concreciones se acerquen lo más posible al ideal.

Al respecto es bueno recordar el comienzo de las parábolas de Jesús: “el reino de los cielos se parece a”. O sea, el Reino de los cielos es una realidad que nos sobrepasa y nos desborda, pero en este mundo es posible anticipar modos y maneras de ser y de actuar que, de algún modo, “se parezcan”, se aproximen al ideal. Estos modos y maneras serán deficientes, pero hay deficiencias y deficiencias. Está la deficiencia del que se separa del ideal o incluso actúa contrariamente al ideal, y está la deficiencia del que se esfuerza por llegar a él, aunque no llegue, por su propia limitación y por el egoísmo que, aun sin querer, se infiltra en todo lo que hacemos y pensamos.

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Emilio
6 de septiembre de 2019 a las 20:59

Otro gran tema de actualidad, aunque en definitiva casi todos guardan relación y este me parece que lo hace especialmente con el articulo anterior de "ser hijos de Dios...". La realidad es la que es, otra cosa es que queramos engañar a otros o a nosotros mismos. Pondré solo un ejemplo real y personal de una persona amiga, creyente, que va a misa... y que vota a un partido que defiende el aborto más que ningún otro. Cuando le digo que su actitud me parece incoherente me replica que son cosas diferentes, que el aborto es una cuestión meramente política y que no tiene nada que ver con la religión y el evangelio, que al cesar lo que es del cesar...
Creo que la vida, y la dignidad de la persona es algo que está por encima de la política, y es precisamente la política o los políticos, por sus intereses particulares y egoístas, los que engañan, los que ocultan o quieren hacernos creer en otra "realidad". El primer pecado que nos refiere la Biblia es consecuencia del engaño del diablo, por lo tanto no puedo estar más de acuerdo con frai Martín cuando decía que algunos hijos de Dios actúan como hijos del diablo.

Juan viejo
7 de septiembre de 2019 a las 17:53

Soy mayor y cuando voy a misa. Parezco el más joven.. Es un mundo que parece que desparece
... Y es una pena.. Estoy tomando café en un bar de un pueblo de Castilla la vieja y la tele emite un programa donde sale gente amoral... Cuanto echaremos de menos. A la iglesia y sus enseñanzas. Lo digo porque en el medio rural es cda vez más difícil recibir clases de espiritualidad. Mil gracias por su blog fray Martín

Manuel Monteagudo Gandía
10 de septiembre de 2019 a las 13:32

Es difícil combinar el realismo político actual y la doctrina evangélica. Vivimos en un mundo material y egoísta que provoca la confusión y la duda. Es bien cierto, fray Martín, que, aun sin querer, el egoísmo se infiltra en todo lo que hacemos y pensamos.

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