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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Dic
2009

Encarnación mejor que Navidad

9 comentarios

Las palabras nacen, crecen, se desarrollan, se gastan, se desgastan, se pudren, cambian de sentido y mueren. Algo de eso ha ocurrido con la palabra Navidad. No se trata solo de que algunos pretendan cambiar la expresión fiestas de Navidad por fiestas invernales. Eso es secundario, porque en tal cambio el acento está en la fiesta, no en la Navidad. Lo peor es la degradación de la palabra Navidad, apropiada por todo lo que tiene que ver con el dinero, o sea, por una ideología pagana: “25 de descuento, fum, fum, fum” en “la mejor Navidad” del corte británico; o “la hiper navidad” del hiper francés.

Los cristianos de los primeros siglos fueron muy listos al cambiar el sentido de las fiestas romanas en honor del Sol naciente por la fiesta cristiana del Sol que nace de lo alto para salvar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte. En nuestros días ha ocurrido el fenómeno contrario: el listo ha sido el paganismo (los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz y se aprovechan de ellos), que se ha apropiado el término para hacer no la mejor Navidad, sino el mejor negocio. Y ahí es donde todo empieza a chirriar: no podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso propongo a mi comunidad, que es la Iglesia, que aparquemos el término Navidad. Se lo regalamos generosamente al mundo. Que haga lo que quiera, que lo sustituya por el que prefiera. Para que quede claro que los cristianos ya no nos identificamos con él. Para nosotros es una reminiscencia del pasado que no ha tenido buena suerte. Mi propuesta es que, en adelante, los cristianos hablemos de Encarnación. Ese es el misterio que celebramos: que Jesús se encarnó por obra del Espíritu Santo. Lo que viene después: “y nació de María, la Virgen” es la realidad humana convertida en sacramento que orienta al misterio. Si absolutizamos el sacramento o si no sabemos a donde orienta, el sacramento se desvirtúa.

Si dejamos claro que celebramos la Encarnación, lo tendrán difícil los políticos y el mundo del dinero para apropiarse un término tan identificador, tan respetuoso, tan poco ambiguo, tan difícil de manipular.

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Catalina
14 de diciembre de 2009 a las 15:27

En la actualidad se esta degenerando el lenguaje, de tal manera que no se habla ya claro. Pero da lo mismo que se llame de una manera o de otra. Lo mas importante es anunciar, y el problema es que es justamente eso lo que se ha dejado de hacer.
Y por eso todo pierde su sentido hasta la misma vida del ser humano. Anunciemos sin miedo y sin recortes la Buena Nueva a todos.

valero
14 de diciembre de 2009 a las 17:13

Estoy contigo Martín, sobre todo desde que me he enterado de que "Nuevo Centro es la fábrica de la Navidad". Claro que imaginando que en la iglesia se imponga el término encarnación, también es posible que dentro de cincuenta años podamos leer en un cartel publicitario: "Nuevo Centro es la fábrica de la Encarnación". De todas formas estoy de acuerdo contigo en que el término "encarnación" es más explícito y refleja con mayor autenticidad, el misterio que nos disponemos a celebrar.

fray José Mª Esteve,op
14 de diciembre de 2009 a las 19:49


Una vez más el curso imparable del tiempo nos introduce en Navidad (como dice Valero en la "fábrica de la Navidad" Por todas partes se ven innumerables luces,ornamentos de las calles y,sobre todo,una actividad febril de caràcter comercial. Para muchos la fiesta de Navidad es la más entrañable por la fuerza evocadora de recuerdos familiares.Con todo,es para la mayoría una fiesta vacía.Ha perdido lo más importante:el recuerdo agradecido de Aquel que nació para nuestra salvación.Más que una fiesta cristiana,la Navidad es una fiesta profana,pues trivializa lo esencial del mensaje.ES la fiesta menos espiritual y la más carnal.Para la gran mayoría de la gente, es una fiesta que incita a la diversión y la satisfacción de instintos tan primarios como comer y beber,frecuentemente sin freno. La navidad,tal como se celebra hoy, es una exhibición de folclore sensual y consumista que oculta el significado del acontecimiento más maravillosa de la historia.

catalina
14 de diciembre de 2009 a las 21:03

la Navidad se convierte en la fiesta de los regalos, en la que nosotros mismos imitamos a Dios que se regala a si mismo. Todo esto concluye en la aleegria de que Dios se ha hecho Niño, un niño que nos anima a tener confianza como los niños , a regalar y recibir regalos.
Tal vez nos resulte dificil admitir estos tonos alegres cuando nos vemos atormentados por preguntas, cuando las enfermedades del cuerpo y los problemas del alma nos aquejan por igual y nos impulsan mas bien a rebelarnos contra un Dios incomprensible.
Pero el signo de esperanza, de ese niño esta puesto ahi precisdamente para los atribulados-
"La bendicion de la Navidad, Joseph Ratzinger

Bernardo
14 de diciembre de 2009 a las 23:39

Me sumo a tu propuesta y de hoy en adelante felicitaré las "fiestas de la Encarnación", porque así creo que empezarán a tener sentido. Yo también anda bastante asqueado de esto que llaman Navidad y desde hace tres años vengo insistiendo con mis alumnos, de forma un tanto jocosa y tocanarices, en cambiar las fiestas de la Navidad cristiana al 25 de agosto, por poner una fecha, y durante las actuales fiestas de Navidad que el corte británico (como le llamas) haga lo que le parezca mejor, pero que no utilicen nuestras fiestas para ello.
El problema está en que no necesitan ningún sustrato religioso, una vez que estas ya son fiestas "familiares", "de solidaridad", etc. Tampoco creas que con llamarle fiestas de la Encaranación el modelo consumista no acabaría tragándoselas, son capaces de todo.
Pero bueno, bienvenida sea tu propuesta a la que me sumo ya mismo, de hecho, he felicitado a mis alumnos de la facultad las fiestas de la Encarnación hoy mismo.
Un abrazo y feliz Encarnación.

en-carna-dos/ en -Amor-ados
15 de diciembre de 2009 a las 08:00

Los suyos,y lo somos por el Bautismo, seguimos sin recibirle en profundidad, en nuestro propio interior donde sigue encarnandose Jesucristo. Porque en el fondo no creemos en nuestra propia encarnación como hijos de Dios, que tenemos a Dios como Padre-Madre.

La Palabra que no se gasta ni cambia de sentido,llena de gracia y verdad, sigue habitando, acampando entre nosotros, en-carnando-Se ¿Vemos su gloria? Se encarnó en pobreza y desnudez: en corazones en-Amor-ados. Estamos llamados a ser despiertos, a ver su gloria y alabar-Le. Por su Encarnación y la nuestra. Saludos cordiales

África
15 de diciembre de 2009 a las 10:25

Me parece acertado el término Encarnación, pues es Dios hecho hombre lo que nos reune a los cristianos a celebrar este tiempo. Y de este tiempo de vacaciones se aprovechan todas las personas.
No discuto que sea tiempo de consumir: dinero, comida, alcohol, drogas, placer,... Pero la gente se sigue reuniendo con sus familias, tanto si son creyentes como sino. Y al ir a comprar al supermercado esta semana y la pasada me sorprendió oir por megafonía villancicos cantados por cantantes españoles famosos (por cierto que sonaban muy bien) haciendo referencia a la Encarnación. Por lo que me hace pensar que está muy arraigada aún La Encarnación de Jesús en nuestro mundo.

José Luis Jiménez
16 de diciembre de 2009 a las 02:23


Queridos amigos. Vuestros comentarios sobre Navidad y Encarnación dan para reflexionar en profundiad, porque hay realidad en muchas de las cosas que decís. Humildemente puedo decir que ambas expresiones acogen un hecho grandioso, el cual tan sólo podemos "entrever" a través de un velo de gran densidad, como es y sabeis la venida de Cristo a esta mundo nuestro. Ambas expresiones están impregnadas de poesía y de belleza, a mi parecer, si las observamos atentamente. Navidad es nacimiento, entrada de la "vida personal eterna" en nuestra "vida personal finita", es nacimiento de Dios. ¡Cómo no celebrar la Navidad! Celebremos así mismo, y con igual intensidad y devoción, la Encarnación. Un abrazo y mi consideración a todos.

Fr. Gvillermo Delgado OP
19 de diciembre de 2019 a las 15:21

Encarnación recoge bien el misterio que celebramos en la navidad. La convicción de los primeros cristianos no fue de cambiar una palabra por otra. Fueron mucho más ágiles. Ellos encarnaron aquella palabra que oyeron y eso cambió el sentido de las prácticas pagabas. En consecuencia es volver a creer. La de fe de la comunidad de un pueblo que camina con un Dios es difícil de cambiarla. El lío está en que los cristianos vivimos como paganos.

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