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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

28
Nov
2011

En Adviento Isaías determina el Evangelio

7 comentarios

El creyente medianamente culto sabe que una de las figuras del Adviento es el profeta Isaías. Casi podríamos decir que este profeta marca el camino del Adviento. Hasta el punto de que en las lecturas de la Eucaristía de los días feriados o laborables del Adviento ocurre algo sorprendente, único; lo contrario de lo que ocurre en el resto del año litúrgico. Como deben saber los que asisten regularmente a la Eucaristía dominical, la primera lectura, siempre del Antiguo Testamento, se elige en función del Evangelio. Un domingo tras otro leemos fragmentos seguidos de un evangelista, y en función de este evangelio se elige una lectura del Antiguo Testamento, para hacernos caer en la cuenta de que el Nuevo Testamento estaba ya latente en el Antiguo. Pues bien, en los días de Adviento no es el Evangelio del día el que determina la elección de la primera lectura, sino al revés: es el texto del profeta Isaías el que determina la elección del Evangelio. El Evangelio está en función del profeta Isaías. De este modo podemos comprobar como el Antiguo Testamento se hace patente y se cumple en el Nuevo.

Comprobémoslo en las lecturas de la primera semana de Adviento. El lunes leímos que, según Isaías, llegará un día en que los gentiles confluirán hacia el monte del Señor, hacia la casa del Dios de Jacob. El evangelio del primer lunes de adviento muestra a un gentil, a un centurión pagano, acercándose a Jesús. El martes el profeta anuncia que un renuevo brotará del tronco de Jesé y que sobre él se posará el Espíritu del Señor. El evangelio nos presenta a Jesús lleno de la alegría del Espíritu Santo. El miércoles Isaías habla de los manjares suculentos y los vinos de solera que el Señor prepara para todos los pueblos, y el Evangelio muestra a Jesús multiplicando el pan para que la gente pueda saciarse. El jueves Isaías habla de una ciudad fuerte en la que habitará un pueblo justo, y el Evangelio elogia al hombre sensato que edifica su casa sobre roca. El viernes Isaías anuncia que verán los ojos de los ciegos, y en el Evangelio Jesús abre los ojos de dos ciegos.

Parece como si la liturgia quisiera dejar muy claro que los tiempos mesiánicos anunciados por Isaías encuentran en Jesús su pleno cumplimiento. Los profesores de religión, como ya he hecho notar otras veces, tienen ahí un buen ejercicio para sus alumnos, que hasta puede ser entretenido: hacerles buscar de qué modo se cumple en el Evangelio la lectura de Isaías.

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Anónimo
29 de noviembre de 2011 a las 12:26

Gracias por esta reflexión. Nunca había caido en la cuenta. Isaías es un profeta muy interesante, no sólo porque anuncia los tiempos mesiánicos en los que habitará el lobo con el codero, sino también por sus profecias sobre el siervo de Yahvé, que carga con nuestras culpas y sufrimientos.

Isabel
29 de noviembre de 2011 a las 19:29

Muy interesante la reflexión de este post,para mi es nuevo.Pero me deja pensando en la persona encargada de compaginar la litúrgia,con qué acierto lo ha hecho y,qué riqueza ha encontrado para ofrecernos los textos tan acertados.

Desiderio
30 de noviembre de 2011 a las 11:10

Gracias por estas pequeñas lecciones, Martín.

Mercedes
1 de diciembre de 2011 a las 14:12

Gracias ¡¡

lola
1 de diciembre de 2011 a las 17:40

Gracias por esta clase tan didactica.

Anana
4 de diciembre de 2020 a las 23:12

Muy biennnn gracias

Valero
1 de diciembre de 2021 a las 09:10

Muy interesante, nunca se termina de aprender con alguien como Martín. Gracias

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