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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

17
Oct
2011

El Padrenuestro, ¿habla de deudas o de ofensas?

16 comentarios

Las personas mayores recordarán que no hace tanto tiempo la versión “oficial” del Padrenuestro hablaba de “deudas” y “deudores”. La versión actual pide a Dios que perdone nuestras “ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. ¿Qué dice el texto bíblico del que se ha extraído el texto litúrgico? En el evangelio de Mateo, la oración de Jesús habla de deudas y deudores; según Lucas pedimos a Dios que perdone nuestros “pecados”, así como nosotros perdonamos “al que nos debe”. Deuda y pecado están muy relacionados. Cierto, la ofensa también puede considerarse una deuda, en la medida en que pide reparación y compensación.

En tiempos de Jesús había mucha gente endeudada, pues los pobres pedían préstamos a sus vecinos para poder pagar los impuestos. Hoy también hay naciones y personas abrumadas por deudas que no pueden pagar. Sin duda, con Dios no tenemos deudas económicas, pero sí que hay muchas deudas en la relaciones interhumanas. No conviene olvidar este sentido de endeudamiento material y la crítica social que conlleva, cuando rezamos el Padrenuestro. Muchas deudas han sido multiplicadas por la ambición y la rapiña de los acreedores. Entre los cristianos debe primar la solidaridad por encima de las deudas.

La “deuda” que tenemos con Dios es impagable. A Él se lo debemos todo, empezando por la vida. El Padre nuestro liga indisolublemente nuestras deudas con Dios y las deudas que los hermanos tienen con nosotros. Pues la deuda de los hermanos es la mediación antropológica de nuestra deuda total y teologal con Dios. ¿Cómo se “paga” la deuda con Dios? Si la mediación antropológica de nuestra deuda con Dios está en lo que nos debe el hermano, pagaremos a Dios en la medida en que perdonemos al hermano. El perdón al hermano y el perdón que Dios nos otorga son directamente proporcionales.

Algo parecido ocurre con las ofensas. La ofensa a Dios tiene su mediación antropológica en la ofensa al hermano. Ofendemos a Dios en la medida en que dañamos al hermano. Nunca acabamos de estar del todo en paz cuando hemos ofendido a alguien. El camino para una reconciliación total pasa por el perdón otorgado y recibido. También aquí la reconciliación con Dios pasa por la reconciliación con el hermano, de modo que el perdón otorgado al hermano es directamente proporcional al perdón recibido de Dios.

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lola
17 de octubre de 2011 a las 12:29

Pue si, eso parece que debe ser asi: porque dicen que al que te pida dale, si te pide la tunica dale tambien el manto, y alq que te pida que recorras una milla con el recorre 2....
Si, lo acanbo de escribir en otro foro, sin leer el suyo, p martin. Y ahora leo que ud dice lo mismo.
¿Tengo algo que no se me haya dado?

Juanjo
17 de octubre de 2011 a las 13:16

¿Por qué no se respeta entonces la traducción original de "deuda"?
¿Podría ser por presiones de los más “poderosos” ante el temor, que siendo conscientes que los más pobres tienen sus deudas pendientes con ellos pudieran utilizar esa oración de forma interesada? ¡Y eso resulta incómodo de escuchar!
¿Será por que a quien se le debe, no le gusta escuchar que se le perdone la deuda?
¿Podría ser, por que interesa “tener” atados y sometidos al otro, a los más débiles bajo su poder y dependencia?

Martín Gelabert
17 de octubre de 2011 a las 13:41

Muy buenas preguntas, Juanjo. La razón oficial de traducir por ofensas fue para unificar la versión utilizada en España y la utilizada en Latinoamérica. En América decían: ofensas. Escuché decir a un misionero que el motivo estuvo en que "deudas" recordaba demasiado la deuda externa de esos países pobres con el rico del norte. Digo lo que escuché y doy también la razón oficial.

javier langarita
17 de octubre de 2011 a las 14:00

El perdón otorgado al hermano es directamente proporcional al recibido por Dios?
A mi corto entender P.Martín yo creo que no. Si a mí Dios sólo me va a perdonar lo que yo le he perdonado a mis hermanos, avíado voy.

Bernardo
17 de octubre de 2011 a las 18:26

Sucede con esta cuestión como con otras muchas en el cristianismo: el contexto explicativo ha cambiado y no tiene el sentido con el que nació. El término griego, opheile, puede tener el valor de ofensa moral, pero directamente significa deuda económica y tiene todo su sentido en el contexto de la Galilea del siglo I, donde muchos habían de endeudarse para poder pagar los impuestos o para poder sembrar otro año. Si no se podía pagar la deuda se perdía la propiedad y se descendía aún más en la escala social. Esto es muy probable que sucediera con la familia de Jesús, de ahí que no tuvieran tierras y hubieran de trabajar en el escalafón más bajo, tekton, es decir, artesano, albañil o bracero.
El Padre Nuestro está construido por una comunidad que quiere vivir de forma alternativa y no quiere que la estructura de endeudamiento y pérdida de la propiedad se mantenga. Hoy esto podría aplicarse a otras realidades, como son las Comunidades Autofinanciadas, los bancos populares y éticos, la comunalidad de las tierras y la socialización de los medios de producción.

una
19 de mayo de 2013 a las 22:43

Tiene más sentido hoy que nunca, pues se refería a una tradición hebrea que obligaba a perdonar las deudas (y digo deudas, no ofensas) en año sabático (Dt. 15,1-10)y durante el Jubileo(Lev. 25,8-55). Los fariseos solventaron el tema transfiriendo sus derechos de cobro a los jueces, para volver a recuperlos pasado ese tiempo, burlando de esa manera la Ley. Los esenios primero teorizaron contra esta práctica, y los zelotes después actuaron destruyendo escrituras. En la Septuaginta la forma griega es la que se refiere al perdón de la deuda monetaria, y no de la ofensa. Y Lc 4,18-19 no deja lugar a dudas.

No es de extrañar que la Iglesia, dejando de lado a los pobres, que suelen ser los deudores, y de la mano como casi siempre con los poderosos, con los ricos, en fin, con los acreedores, encuentre inoportuno lo de perdonar en los tiempos que corren, y de ahí que se haya substituido mediante el fraude intelectual evidente (ademas de ir contra el 8º) y pecado contra que resulta de estirar una interpretación contra todo principio filológico para obtener una traducción deliberadamente errónea. Pero bueno, ¿no lleva el catolicismo desde tiempos de Constantino adorando ídolos de madera, con la violación del primer mandamiento como estandarte, y justificando su proceder con volteretas filológicas? Viene a ser el equivalente a sostener que clavar un cuchillo repetidas veeces a alguien con intención de herirle de gravedad y dejarlo desangrándose en el suelo no viola el 5º mandamiento, ya que el agresor se ha limitado a hacer incisiones en la víctima sin llegar a matarlo, y le ha sobrevenido la muerte después por una pérdida de sangre fortuita. Mejor no doy ideas, que seguro que no faltan teólogos que lo encuentren razonable.

Y no olvidemos que Jesús expulsó a los mercaderes del Templo, y hoy no sólo el IOR mangonea en las altas finanzas (y cuesta imaginándoselo perdonando deudas cada siete años), es que en buena parte de las iglesias españolas cobran para poder visitarlas, y de cuatro euros para arriba.

En resumen, que donde decía deudas, quería decir deudas, y la Iglesia lo ha tergiversado torticeramente por intereses mundanos.

Alejandra Chiappano
23 de abril de 2017 a las 02:39

falacia argumentativa, o sea es falso aunque suene como argumento verdadero
la deuda reconoce por parte del deudor un lazo de obligacion , por ejemplo estar en deuda no es lo mismo que ofender, o ser deudor no es lo mismo que se ofensor, la deuda implica el reconocimiento necesario para que la persona que otorga el perdon puede hacerlo, porque solo se puede pedir perdon si hay reconocmiento del daño o de lo debido en relacion a la deuda, yo no puedo perdonar a quien no me pide perdon o reconoce que me ofendio, el deudor reconoce la deuda, Dios perdona si me arrepiento. yo perdono si reconocen ofensa, o si adeudan porque la deuda ya implica reconocimiento de deber algo al otro., si perdona una ofensa sin que el ofensor la reconozca o pida perdon solo estoy buscando no sentirme ofendido, o que la ofensa no me perjudique entonces no tiene nada que ver con lo que Cristo nos enseña, que es pedir que se nos perdone lo que reconocemos que debemos a Dios como nosotros perdonamos a los que nos reconocen que nos deben , justamente por que tienen una deuda .

L.Alejandro Recio
31 de marzo de 2019 a las 05:57

La ofensa y la deuda no son iguales ni equivalentes , la ofensa es perdonada por Dios inmediatamente después de nuestro arrepentimiento , pero la deuda que se contrae con Dios por el pecado solo puede ser saldada y perdonada a través del Sacramento de la Confesión .

Luis
17 de julio de 2019 a las 01:20

Sí las escrituras son inspirada por Dios, nadie puede cambiar ni una coma, entonces cualquier persona cambiaría lo que le convenga según su manera de vivir. O creería solo algunas cosas escritas en la biblia y no todo.

leopoldo
18 de mayo de 2020 a las 02:17

porque cambiar una palabra del Padrenuestro. si sabemos que no se cambiaría ni una coma de lo que el Señor nos enseñó.

Hugo
23 de octubre de 2022 a las 17:57

Saludos cordiales al padre Martin. En mi opinion al respecto, creo que nuestro señor Jesucristo en la cuestion de la deuda, se referia al amor espiritualmente, mas alla de lo material que es logico. en lo personal me ocurrio una causa con una chica ya señora, que me debe su amor es decir su alma. como todo vinculo de amor verdadero, como es un matrimonio familiar. por esas divergencias del destino, que Dios queria que comprenda porque es su voluntad absoluta. yo como no traiciono ese amor verdadero, estoy solo y reclamando esa deuda, que solo la justicia divina la solucionara, se entiende. La ofensa es algo que duele como el caso de la deuda espiritual como es la ruptura o distanciamiento de una relacion amorosa. eso nos enseña a ser indulgentes a nuestro projimo, es decir remitirse a la voluntad del Señor.

Domingo Eduardo
1 de febrero de 2023 a las 02:34

Para empezar pido perdón a DIOS por este contundente comentario. Pienso que la Iglesia Católica a vuelto a cometer una aberrante e imperdonable acción al sustituir deuda por ofensa. La Santa Biblia manifiesta de manera explícita que no se debe modificar ni una sola palabra de lo que ella nos enseña. Que el Papa Francisco haya permitido la aberración de la deuda por ofensa, solo puedo entenderlo por presión del mercado global... Más concretamente por los poderosos de este mundo. Si es así, solo puede ser por obra de Satanás y sus fieles seguidores. Yo como Cristiano Católico que soy estoy muy triste... Ojalá podamos deshacer este pecado imperdonable contra el Dios del bien y la Iglesia recapacite y vuelva al verdadero camino de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, del cual nunca tendríamos que habernos alejado. Reitero mi perdón como Cristiano Católico a todas las personas que se hayan sentido ofendidas por esta quiero pensar inconsciente ofensa de mi tan querida Iglesia Católica, pero no se puede justificar lo que es injustificable. Hacer autocrítica es muy saludable si hay motivos para ello. No obstante, que Dios bendiga a todos los buenos CRISTIANOS CATÓLICOS, que así sea 🙏🙏🙏❤️👍

Carlos Becerra Ron
26 de marzo de 2024 a las 05:19

No estoy de acuerdo en el cambio que hizo la iglesia católica con la oración del Padre Nuestro, al cambiar las palabras de deudas por ofensas. Cómo se atrevieron a realizar ese $$$&@ cambio. Desde niño soy católico y siempre he orado el padre nuestro con las palabras deudas y deudores y esto no implica que se hable de deudas de dinero; quiere decir que los humanos que hicieron ese cambio se creen superiores y que pueden hacer lo que se les de la gana. Reniego contundentemente contra esas personas y considero que el que obra mal siempre recibe su castigo. Honremos y oremos con devoción a nuestro Dios padre todo poderoso con humildad y a Jesucristo que sacrificó su vida por nosotros. Piensen y razonen: oren el Padre Nuestro como lo hacían nuestros padres. Aleluya

Enrique
28 de marzo de 2024 a las 12:27

Veo que Domingo Eduardo, culpa al Papa Francisco, de la aberración de cambiar el Padre Nuestro, esa aberración fue cometida por Juan Pablo II a petición de la Comunidad Económica Europea, la cual pedía en nombre de los grandes banqueros, muchos de ellos del Opus Dei, a los que no les gustaba nada eso de perdonar las deudas, evidentemente a la Iglesia Católica, que tiene un banco, y a Juan Pablo II, que le sonaba demasiado a la Teología de la Liberación, les pareció muy bien tergiversar y prostituir, nada menos, que la oración que Jesucristo nos enseñó, lo pagarán, como lo pagarán los que recitan la oración prostituída.

carina
4 de abril de 2024 a las 18:18

no se puede cambiar las escrituras lo escrito escrito esta y la palabra del Señor es una sola yo tengo aun la vieja biblia y ahí dice deudas y en la actualidad en la biblia católica ya cambian a ofensas cómo siendo la misma biblia pero diferente edición se puede cambiar las palabras no me pare correcto no me convence

Alberto Einstein
5 de abril de 2024 a las 09:36

Pienso, que la iglesia vio que era necesario cambiar Deuda por Ofensa. Ya que no es lo mismo. Pudiera ser que uno perdone una ofensa. Pero es difícil perdonar una Deuda. Dios pone al máximo nuestra fe Pero el hombre moderno cambia todo por su propio beneficios. Esta claro que La palabra perdona nuestras Deuda hizo pensar a muchos que practicaban la fe. Sabían que es duro perdonar deudas. Creo que todo es política en el mundo y Dios al Día nos hará pagar nuestras deudas.asi como la de cambiar el sábado de descanso por el domingo.

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