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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Ago
2015

Domingo de Guzmán, varón compasivo

4 comentarios

Son muchas las circunstancias históricas que explican la obra de Domingo de Guzmán. Lo mismo podría decirse de muchas otras fundadoras y fundadores. Pero las solas circunstancias no lo explican todo. Porque otras y otros se encontraron en situaciones similares y no reaccionaron del mismo modo. A mi entender, fue la compasión divina que impregnaba sus vidas la que movió a los fundadores y fundadoras de instituciones y congregaciones religiosas, una compasión que quería ser una respuesta de misericordia para el mundo.

El caso de Santo Domingo puede ser paradigmático. Si hemos de hacer caso a su biógrafo Pedro Ferrando la compasión resplandece en Domingo ya desde su niñez, antes incluso de que pensase en fundar ninguna Orden: “Desde su infancia creció con él la compasión, de modo que, concentraba en sí mismo las miserias de los demás, hasta el punto de que no podía contemplar aflicción alguna sin participar de ella”. Hay un acontecimiento famoso del joven Domingo que viene bien recordar aquí. Una gran hambre sobrevino en la región de Palencia. Domingo se compadeció profundamente de los pobres y les fue entregando sus pertenencias. Llegó un momento en que sólo le quedaba lo que más apreciaba, sus libros, que eran algo más que sus libros, pues en los márgenes de aquellos manuscritos debían estar sus propios apuntes. Entonces pensó: “¿Cómo podré yo seguir estudiando en pieles muertas, en pergaminos, cuando hermanos míos en carne viva se mueren de hambre?”. Más dramática, si cabe, es esta otra escena de la vida de Domingo: un día llegó a su presencia una mujer llorando y le dijo: "Mi hermano ha caído prisionero de los sarracenos". A Domingo no le queda ya nada que dar. Decide venderse como esclavo para rescatar al esclavo.

Esta compasión es la que se despierta cuando durante su viaje por el Sur de Francia se encuentra con la herejía cátara que se aprovechaba de la ignorancia de la gente para desviarles de la fe católica. La misma compasión que le hacía orar con lágrimas por los pecadores. Los que vivieron con Domingo cuentan que estaba siempre alegre, que su cara permanecía siempre feliz y radiante, excepto cuando se encontraba con cualquier clase de sufrimiento. Entonces, nos dicen, su rostro se entristecía y sus lágrimas fluían sin cesar. La compasión de Domingo se hace oración y su oración viene suscitada por la compasión, convirtiéndose así en una oración solidaria. En realidad la compasión fue una característica de toda su vida.

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Wilson Rodríguez
8 de agosto de 2015 a las 23:34

Una característica de San Domingo Guzman, sería la de crucificar la envidia, de allí su puesto en la historia terrestre y celeste. Un hombre de otra civilización.

Anónimo
9 de agosto de 2015 a las 13:56

Me alegra que resalte el aspecto compasivo de Sto Domingo. Hacer memoria del espíritu, más allá de la letra. Muchos cristianos y no cristianos identifican a los dominicos con el estudio, y la ley. Las simpatías entre Francisco y Domingo los dos santos mendicantes, se las llevaba hasta ahora Francisco. S. Domingo merece que se ponga en valor no solo "lo divino" que fué, también desvelar su aspecto compasivo, más humano y cercano .

Muchos católicos y no católicos desconocen el sentido profundo del “contemplata aliis tradere”, que incluye la compasión por la letra viva, por el ser humano. Quizá necesita que se ofrezca con el lenguaje de hoy.

Y en esto Fray Martín ha coincidido con su hna Lucía Caram que incluye en su twitter, un video en la misma dirección. Lucía recalca la necesidad de la vuelta a las raíces evangélicas.
Gracias a ambos por esa mirada renovada sobre S. Domingo.

Que la nueva etapa dominicana de reunificación en provincia Hispania, de mucho fruto en la Orden y en toda la Iglesia. Felicidades.

Sor Teresa
9 de agosto de 2015 a las 17:54

Gracias, Fray Martín por tus reflexiones.
Estos días asistimos a una disputa mediática montada por una hermanas que no entienden que hoy existan comunidades y hermanas que vivan la compasión de Domingo y acojan a los más pobres abriéndoles las puertas, denunciando a quienes les oprimen y siendo misericordia activa.
Este es el gran año de la unión de provincias. Nos gustaría que en esa unión los más pobres tengan algo que ver. Que alguien en la Orden se acuerde de ellos, y no sólo para evitar el compromiso de los más lanzados.
Los Frailes del Albergue San Martín de Porres, son esa compasión, pero no creo que la Orden les apoye mucho.
Gracias

Maite
10 de agosto de 2015 a las 02:31

" Los que vivieron con Domingo cuentan que estaba siempre alegre, que su cara permanecía siempre feliz y radiante, excepto cuando se encontraba con cualquier clase de sufrimiento".
Esto lo he leído siempre en los escritos de los primeros compañeros de Domingo y en los estudios posteriores sobre él. Bien pudiera ser una real característica del talante de Domingo.
De ahí a aceptar acríticamente lo que más bien parece leyendas y elaboraciones fantasiosas de sus admiradores y seguidores, como hace el buen Gelabert, hay un trecho. Seamos adultos y apliquemos la razón.

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