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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

1
Sep
2017

Curso nuevo... para volver a lo de siempre

7 comentarios
bicicleta02

En septiembre, después de un tiempo en el que muchos han disfrutado de unas merecidas vacaciones, en España comienza un nuevo curso. Lo de “nuevo” es un modo de hablar, porque probablemente para unos y otros, estudiantes y trabajadores, las cosas seguirán funcionando con la rutina de todos los años: mismo calendario, mismos horarios, mismos compañeros, mismos expedientes, mismos clientes. Incluso aquellos que tienen un trabajo que debería ilusionarles porque tiene mucho de “vocacional”, como es el caso de los sacerdotes, también se encuentran con que el nuevo curso repite lo de años anteriores: mismos horarios de Misa y de catequesis, mismas celebraciones, mismas personas que acuden a la Iglesia.

En ocasiones hay alguna novedad, algún acontecimiento importante para celebrar. Pero la verdad es que la rutina es lo habitual en nuestra vida. El cambio de fechas cambia pocas cosas en la vida. Deberíamos acostumbrarnos a llevar la rutina con elegancia. Cada momento puede ser ilusionante si hacemos el trabajo con alegría, con espíritu de servicio, pensando que lo que hacemos redunda, de un modo u otro, en beneficio de los demás. Lo nuevo no son las horas. Lo nuevo es la cara siempre renovada con la que acogemos al hermano.

Hay dos acontecimientos eclesiales que pueden resultar relativamente novedosos en este curso 2017-2018. Uno es el final de las celebraciones con motivo de los 500 años de la Reforma luterana, el próximo 31 de octubre. Llevamos un año conmemorando este acontecimiento. Algunas cosas se han hecho en España. Quizás la más interesante fue el Congreso ecuménico que tuvo lugar en Salamanca el pasado junio. Uno de los frutos de este Congreso, cuyo resultado tendremos ocasión de ver en los próximos meses (probablemente antes de que acabe el año 2017) serán las actas, que se publicarán en “Diálogo Ecuménico”, prestigiosa revista de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Otro acontecimiento será el próximo Sínodo de los Obispos sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. La encuesta preparatoria del Sínodo tenía un plazo que ya ha terminado. No estaría mal aprovechar la ocasión de este Sínodo para plantearnos, en nuestros coloquios “internos” (tanto entre los religiosos como entre el clero secular), algunas preguntas que no se encuentran en la encuesta y que quizás podrían ayudarnos a comprender más a los jóvenes y a mejorar la pastoral vocacional.

Podríamos preguntar a los que se van, a los jóvenes que nos dejan, cuál es el motivo de su salida. Podríamos preguntar a los que acuden a nuestros centros vocacionales y luego no entran, cuál es el motivo por el que no entran. A lo mejor encontraríamos algunas respuestas para facilitar la llegada de vocaciones. Sin duda, hay quien nos deja después de habernos visto ilusionados y contentos, porque entiende que su vida debe seguir otros derroteros. Pero hay otros motivos, desgraciadamente.

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joaquín Gómez Gómez
1 de septiembre de 2017 a las 23:32

No puedo entrar en el tema de la pastoral vocacional. Desconozco su realidad. Tengo una hija de 19 años y es mi ocupación, mi responsabilidad. Me estoy encargando de su pastoral juvenil y al respecto, además de dar el ejemplo que le pueda suponer mi vida, le escribo un libro. Un libro destinado a una única lectora, en el que le desmenuzo el conocimiento que he adquirido sobre Jesús. Y llevo a cabo esta empresa porque, en mi sociedad, los pastores y religiosos que debían hacerlo, lo realizan con métodos tan impertinentes para el momento que vivimos que los jóvenes que conozco no quieren saber nada de la Iglesia. No sería oportuno iniciar un nuevo curso para volver a lo de siempre (Quien soy, de donde vengo, cómo he de comportarme) con un proyecto nuevo, real, adaptado a nuestro mundo...

María Ángeles
2 de septiembre de 2017 a las 07:14

«Estrenar día» que traduciría en «estrenar vida», porque es lo que se nos regala y a partir de ahí viene lo demás.
Capacidad de admiración -trabajarla- por el hecho de vivir, no desde planteamientos de azar, si no de Providencia...representa un «chute» de permanente novedad.
El «siempre lo mismo» no tendría porqué tener cabida en el pensamiento de quienes nos decimos «religiosos» = religados a Dios.
Orden del día, planning...desde la óptica abierta está bien. Quizá cabría decir: estrenar rutina.
Para mí la clave está en pasarlo todo por el interior de una/uno. Revisión, autocrítica...no falla y con la ayuda de la Gracia, se estrena y con ello hacemos co-partícipes de ello a los demás.

Juan
2 de septiembre de 2017 a las 15:34

Dicen que el hombre es un "animal de costumbres", un rutinario. El evangelio de la eucaristía de esta mañana premia a los que invierten sus talentos y corrige al rutinario. Cada mañana se nos da el regalo de un nuevo amanecer. Gracias, fray Martín, por advertirnos contra la rutina; gracias al comentarista que toma de su tiempo por educar en la fe a su hija (es un deber y un buen ejemplo); y gracias por el misticismo de quien nos ayuda a transformar los acontecimientos de cada instante en hechos significativos.

Teresa
4 de septiembre de 2017 a las 01:13

¿Rutina?
Cada día, cada momento es único e irrepetible.
Sin darnos cuenta dejamos pasar el tiempo; a menudo pensamos "bueno, después, mañana lo hago"
¿Habrá un mañana? Lo desconocemos
Lo que hacemos o dejamos de hacer, a menudo no tiene repercusiones, pero a veces tiene consecuencias irreparables, porque no hay vuelta atrás
Aquella palabra que debiste decir y te callaste
Aquella acción que dejaste de hacer pensando que habría otro momento
No padre Martín. La rutina nos aligera el esfuerzo, actuamos de forma mecánica, sin pensar. Pero eso no va con nosotros. Cada día nos brinda una nueva espectativa para dar mayor gloria a Dios, para ser otra vez pero de diferente manera, testigos de su amor
A mi me gusta empezar el día con las notas de la canción "Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana". De esta manera invoco al Espíritu, me preparo para afrontar el día con la ayuda de Dios

Martín Gelabert
5 de septiembre de 2017 a las 09:01

Ha habido problemas con las entradas de los comentarios a este post. Esperemos que ya se haya solucionado.

Luciana
5 de septiembre de 2017 a las 10:01

Me encanta Martin,la idea sobre la rutina que opinas en este post
"Cada momento puede ser ilusionante si hacemos el trabajo con alegría,con espíritu de servicio,pensando que lo hacemos de un modo u otro en beneficio de los demás.Lo nuevo no son las horas,lo nuevo es las horas,lo nuevo es la cara siempre renovada con la que acogemos al hermano"

Mercedes Gallardo Morenas
7 de septiembre de 2017 a las 01:01

Si Fray Martín, éste nuevo curso, es realmente nuevo porque cada día para mi, es una novedad aún siendo igual que el día anterior, que la semana anterior, que el mes anterior.....
Nunca he vivido igual el hoy que el ayer, aunque haya hecho lo mismo. Cada momento de mi vida ha sido y es único, no habrá otro igual. Cada momento presente de mi vida se ha distinguido por el "como" lo he vivido.
Mi rutina tiene siempre sentido, porque para mí cada persona que pasa junto a mi es "otro pequeño yo" al que siento de mirar con confianza, sonreír con delicadeza, acogerle con sencillez, y echarle una mano si lo requiriera.
Viviendo plenamente así, cada día, todo deja de ser "pura rutina" para convertirse en una cotidiana novedad. Veo que lo extraordinario y novedoso, no es solo cambiar de lugar y de personas, sino de mirarnos unos a otros, con los ojos inocentes de los niños, sacando de nuestro interior un corazón puro y generoso para poder eliminar de nuestras vidas, esa rutina de tiempos y vidas vacías.

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