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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

3
Feb
2019

Cuanto más preparados, mejor actúa Dios

5 comentarios
competencia

En el mundo moderno la competencia es imprescindible para desarrollar cualquier tarea, oficio, profesión. A todo el que busca un trabajo le piden un currículo, una titulación, unos papeles que manifiesten su capacidad para desarrollar este trabajo. Los maestros y profesores son muy conscientes de ello. Cualquier asignatura, cualquier trabajo académico requiere su propia especialidad. Más aún, en el terreno de la docencia más que en cualquier otro, no basta tener la titulación adecuada. A todos nos piden y exigen cursos de perfeccionamiento y de actualización para poder seguir impartiendo la materia, so pena de que otros con igual titulación, pero más preparados o más dinámicos, ocupen nuestro puesto.

Si la preparación y la puesta al día es necesaria para desarrollar cualquier tarea do­cente, mucho más lo es en el terreno de la pastoral y de las clases de religión. Y no sólo porque las tareas pastorales y la docencia de la religión son manifestaciones de la identidad de nuestros Centros, no sólo porque en estos terrenos estamos tocando lo que supuestamente nos parece más importante y decisivo para la vida propia y la vida de los demás. La razón fundamental de la necesidad de una buena formación es la ley de la encarnación: Dios se puso a merced de un acontecimiento humano, asumió el riesgo de lo humano. La ley de la encarnación, aplicada a nuestra tarea pastoral, suena así: cuanto más preparados estamos, mejor actúa Dios; y cuando no estamos preparados obstaculizamos y hasta impedimos la acción divina. Dios nunca actúa directamente, actúa a través nuestro, a través de causas segundas, dicen los teólogos.

Si Dios actúa a través de lo humano, cuanto mayor sea la calidad de lo humano, cuanto más preparados estemos, mejor se transparentará la obra divina. La calidad del instrumento, en este caso nuestra preparación, condiciona la transmisión y la recepción. A veces oigo decir a algunos catequistas, más voluntariosos que preparados: “el Espíritu Santo me ayudará y me inspirará lo que tengo que decir”. Olvidan que la acción del Espíritu se da a través del estudio, de nuestro esfuerzo. Y por tanto, cuando no estamos formados, cuando no nos hemos actualizado, cuando no hemos estudiado bien el tema, el Espíritu “inspira” tonterías, ridiculeces o cosas de poco nivel (dicho sea pidiendo perdón al Espíritu por atribuirle lo que sólo debe atribuirse a nuestra desidia o a nuestra pe­reza).

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Juanjo
3 de febrero de 2019 a las 13:33

En efecto, todos necesitan; necesitamos preparación, catequistas, profesores, pero también predicadores.
Me da "pena" escuchar ciertas homilías de "presbíteros de toda la vida" (¡bueno, y también de más jovencitos, eh!)
Parece que la homilía que toca cada domingo ya la tienen tan sabida, que no hace prepararla, al fin y al cabo son ya tantos años repitiendo lo mismo....
Y se queda en eso, en apuntes circunstanciales, que con suerte tocan tangencialmente o de forma accesoria lo que en el fondo anuncia el evangelio.
Si un médico, un abogado, un ingeniero, no estudia cada día, y actualiza sus conocimientos, ya que es necesario, ¿no debería hacerlo un sacerdote?
¿O es que no avanza la ciencia teológica? ¿No hay novedades exegéticas? ¿No hay una mejor y más profunda comprensión de la Escritura?.
¡Cuantas buenas interpretaciones se pierden los fieles por la desidia del predicador!
¡Claro que siempre habrá gratas excepciones! Pero si uno no estudia, en el fondo dirá lo que le apetece decir. Lo que ya lleva preconcebido.

Teresa Braña
4 de febrero de 2019 a las 18:48

Es bueno estar preparados , tener interés en conocer las cosas de Dios y su Iglesia.
Pero tampoco idolatríemis la inteligencia y el cúmulo de datos, porque Dios confunde a los sabios .
Y tenemos grandes santos que no sabían nada , que no tenían cultura de ningún tipo.

Mercedes
5 de febrero de 2019 a las 14:58

¡ Comparto totalmente , lo expresado por Juanjo ! .

Oscar Navarro
5 de febrero de 2019 a las 17:57

No soy muy asiduo a los blogs, tanto a leerlos como participar, ya que muchas veces no conoces las identidades. Pero en estas cuestiones no puedo evitarlo.
El punto del estudio y formación me parece importantísimo, buen artículo. Me llama la atención el de Tere. Es cierto lo que dice, más sin embargo considero que deben ser las excepciones de aquellos Santos sin preparación. Ahora bien, también debemos de situarnos en nuestros tiempos. Nos ayudaría que Tere nos compartiera algunos Santos con el Perfil que refiere. Excelente día!

cogian op
5 de febrero de 2019 a las 22:38

Todos los comentaristas de este artículo afirman la indolencia quizá expresada de distinta manera, pero sí que adolece mucho la preparación de la Homilias en los sacerdotes. Pienso ¿ no adolecerá de un casi o total abandono en la comunicación con Dios, una oración intensa de Tú a tú, como ministro de la Palabra de Dios ? Santo Tomás de Aquino : "Esta ciencia del estudio más se consigue por la oración que por el estudio" Pasemos el estudio a la preparación de la Homilía llegamos a la conclusión de qué...?
En la Orden de Predicadores hay tres elementos clave: Oración-Estudio y Predicación.

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