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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Nov
2006

¿A ti quién te va a querer?

4 comentarios
Supongo que buscando la cercanía con el Día Mundial contra la violencia entre sexos (para decirlo en correcto castellano, porque “de género” me parece un anglicismo), esta pasada semana se ha celebrado en Valencia una Jornada sobre “Mujeres con discapacidad víctimas de la violencia de género” organizada por la Generalitat Valenciana. Las conclusiones han sido muy tristes. Lamentables. Es frecuente que las mujeres discapacitadas sometidas a malos tratos por sus parejas, tengan que escuchar frases como: “Ya tienes suerte de estar casada conmigo. ¿A ti quién te va a querer?” o “¿te has visto que estás hecha un adefesio?”, según dejaron patente representantes de las organizaciones de personas con discapacidad.

Eso no se arregla con discursos. Pero da mucho que pensar. Por ejemplo: ¿no hemos reducido el amor a un vago sentimiento o a un gusto? Si el amor es un gusto es claro que no puedo amar a los que no me gustan. Pero el amor es algo muy distinto: es una actitud, una disposición. En el amor no es cuestión principalmente de si me gusta o no me gusta (en cuyo caso sería imposible cumplir el precepto cristiano del amor al enemigo), sino de si estoy dispuesto a ser benevolente, comprensivo, respetuoso con el otro. Lo que nos hace humanos es precisamente nuestra capacidad de cuidar del desvalido. De amar nuestra propia carne. La del anciano, la del enfermo, la del niño nacido deficiente, la del minusválido es mi propia carne. No sólo la suya. También la mía. Esta es la gran tragedia: que ni siquiera nos amamos a nosotros mismos

¿Por qué Dios ama a los pobres, incluso algunos dicen que con amor preferencial? ¿No es pobreza la del discapacitado? ¿Por qué Dios les ama con amor preferencial? ¿Por que son más guapos? Evidentemente no. Sólo puede ser por una cosa: porque están más necesitados de su amor.
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laila
26 de noviembre de 2006 a las 12:48

Apreciado Martín, esta vez lo pones muy facil para entrar "al trapo". Está bien, entremos: las mas de 60 personas que ya han muerto en lo que llevamos de año son de género...femenino. De ahí la violencia "de género": ejercida mayoritariamente contra las mujeres, por sus maridos- en otras culturas por padres, hermanos, victimas ellos mismos de unas estructuras patriarcales caducas, que impiden asumir con equidad la convivencia y el ejercicio de funciones.En palabras de Virginia Azcoy, investigadora de las cuestiones "de género","la inequidad es una iniquidad".Un pecado estructural. En el inconsciente de muchos varones, aún colea el sentido de posesión, el poder que unas personas creen tienen sobre otras. Nadie pertenece a nadie.Solo a Dios. Incluso con un contrato matrimonial firmado. Llama la atención que despues de haber asesinado a su mujer, el asesino " intenta suicidarse", según muchas crónicas:la pregunta surge de inmediato ¿por qué no lo intenta antes de volcar su frustración, agresividad, inseguridad, sobre su "pobre mujer"?Algunos varones reafirman su "masculinidad" ejerciendo el poder, el dominio sobre sus víctimas, para sentirse que son alguien.Estructuras patriarcales caducas, trasnochadas. Ya asoma, un cambio de paradigma, que está costando demasiada sangre...casi siempre de mujer.Por unas relaciones de Amor Auténtico entre hombres y mujeres. Entre todos-as Saludos

lola
26 de noviembre de 2006 a las 21:14

estoy de acuurdo, hay tantos tipos de pobrezas, no solo la material incluso las otras duelen mas......en la sociedad que vivimos solo el guapo, rico, joven,sano, el que produce es el que tiene derecho a ser amado.Que diferencia con lo que nos enseño Jesus, tanto de palabra como de obra,,,,,amar al enfermo, encarcelado, anciano solo...al que nadie quiere...a ese hemos de amar....a los otros ya los quiere todo el mndo

MPUG
27 de noviembre de 2006 a las 18:00

Estoy de acuerdo contigo Martín, la diferencia de sexos no se arregla con discursos. Como tampoco la dignidad de cada persona, ni el amor es un discuso. Sino una realidad y una disposición a acoger o por lo menos respetar al diferente. Que díficil se hace la convivencia, la comunicación, con el diferente, esa dificultad sólo la puede superarla práctica, no el discurso, del amor.
El modelo de amor lo tenemos en aquél que amó nuestra propia carne, y nos enseñó a amarla, ojalá que apendamos de él, que amó a hombres y mujeres, predicó a hombre y mujeres, y nos salvó a hombre y mujeres devolviendonos la dignidad original a hombres y mujeres.

neferet
28 de noviembre de 2006 a las 11:11

Es cierto que los discursos no arreglan las cosas, pero también lo es que reflejan un cambio: hemos pasado de un problema invisible a uno que preocupa a la sociedad y la horroriza, y es desde esa sensibilidad con las victimas y con los verdugos desde donde hay que enfrentar el problema.
De todos modos no nos engañemos:en cualquier lugar del mundo que exista una situación de marginalidad y pobreza la situación de las mujeres es siempre de mayor explotación. Y me temo que el género (sea o no un anglicismo) marca unas caracteristicas biológicas distintas, base de la discriminación.
Las sociedades patriarcales nunca nos han regalado la igualdad,(ni siquiera la sociedad occidental,paradigma de igualdad y respeto a la mujer, sólo hay que mirar a las sufragistas de principios del siglo XX y su sufrimiento), cada derecho adquirido es fruto del esfuerzo y de la reivindicación.
El maltrato es un intento de despojar a la mujer de su personalidad y cosificarla como instrumento al servicio del maltratador, el problema es que lo que hace años se toleraba y justificaba, hoy día es rechazado como una lacra social (al menos en occidente).
Parece que aquí al menos vamos avanzando.

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